El 16 de Septiembre de 1987 se firma, bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas y dentro del PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), el acuerdo internacional ambiental más exitoso y, que gracias a su implementación, fue el responsable de la eliminación progresiva de las sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO).  El Protocolo de Montreal establecía el 1° de Enero de 1989 como fecha de inicio de vigencia para los plazos establecidos.

El protocolo fue motivado por las investigaciones científicas de los doctores Mario Molina, Paul Crutzen y Sherwood Rowland, quienes una década antes habían demostrado que determinadas sustancias química (CFC) podrían destruir la capa de ozono estratosférico que protege a la Tierra de los rayos ultravioletas del Sol.

El Protocolo de Montreal, firmado en la ciudad homónima de Canadá, fue suscrito inicialmente por 56 países quienes acordaron un programa gradual de sustitución y eliminación de las SAO.  Argentina integró la nómina de países suscriptores del protocolo en su inicio.  En la actualidad son 197 países del mundo que han adheridos y ratificado los compromisos de Montreal.

 

Las sustancias SAO estaban presentes en múltiples usos industriales inventados por el hombre aprovechando determinadas propiedades de los mismos.  La industria de la refrigeración, de la aislación térmica, de la espuma para colchones y almohadas y del aerosol utilizaban esos gases en sus procesos productivos.

 

Quizás la industria del aerosol fue la más hostigada y castigada por una campaña de medios que de pronto había tomado una preocupación ambientalista, cuando en realidad se trataba de proteger a otras industrias que no estaban en rápidas condiciones de reconversión.

 

Si bien el Protocolo de Montreal entraba en vigencia a partir de 1989 y partir de ahí fijaba un cronograma para la conversión por un período de 10 años, la industria argentina del aerosol decide voluntariamente adelantarse a los plazos previstos en el protocolo y, en una Asamblea General realizada en 1988, la industria argentina decide reemplazar los gases CFCs por gases de hidrocarburos a partir de 1989.

 

Para darle marco legal a esa decisión, la Cámara Argentina del Aerosol patrocina, y la colabora en la redacción, la ley N° 24.040, sancionada en 1991, y que prohíbe el uso de sustancias agotadoras de la capa de ozono.

 

Hoy podemos decir con orgullo que la industria del aerosol de Argentina no utiliza en sus aerosoles gases que afecten la capa de ozono y que todos los asociados de CADEA, por estipulaciones estatutarias deben  adherir y cumplir con los mandamientos del Protocolo de Montreal.

 

Han pasado 30 años de aquel momento y como todos los años celebramos el 16 de Septiembre como el “DIA INTERNACIONAL DE LA PRESERVACIÓN DE LA CAPA DE OZONO”.